"Alien", ocultismo y otras oscuras obsesiones: H. R. Giger en CDMX

 Por Octavio Arturo Meléndez Godínez


Provocador, violento, oscuro: así es el mundo del pintor y escultor suizo H. R Giger (1940-2014), que finalmente llegó a la Ciudad de México a través de Solo con la noche. En esta exposición, organizada por Cinemex en colaboración con el HR Giger Museum de Suiza, encontramos más de 100 obras originales que nos acercan a la vida y obra del artista conocido por diseñar los monstruos y escenarios para la aclamada saga de horror, Alien. Su estética basada en cráneos, tuberías, cables y tripas se extiende a lo largo de catorce salas, las cuales recorreremos a continuación…

Desde la entrada, Solo con la noche nos apabulla con su escasa iluminación. El ambiente oscuro prepara el advenimiento de una retahíla de pesadillas, que poco tardan en manifestarse bajo toda forma y color en la sala “Esculturas”. Como buena carta de presentación, ésta nos invita a interactuar de cerca con el inquietante mundo de Giger: entre figuras alargadas y deformes, destaca un comedor adornado con cráneos y costillas, y un espejo con acabados de vísceras que se roba todas las selfies.

Después de haber conocido de frente a los monstruos de Giger, la siguiente sala nos remonta bruscamente a los orígenes del artista[1]. “Dibujos a tinta” y “Óleos y Aerógrafos” narran una transformación desde sórdidos ambientes en blanco y negro —que remiten al más puro estilo de M. C. Escher—[2] hasta sus primeras expresiones de la preocupación por la tecnología imperante frente a cuerpos despersonalizados. La segunda sala cierra con Landschaft XVIII (1973), tétrica pintura que iniciaría una de las grandes obsesiones en la obra de Giger: los bebés ahogados, cuyos ojos cerrados sugieren una trágica muerte prematura.

            Al subir la escalera me recibe, finalmente, la sala que esperé desde el primer anuncio de Solo con la noche. “Magia y ocultismo” comienza con una explicación sobre las influencias literarias de Giger, de manera que los cuadros en esta sección se convierten en un horroroso espejo de los libros de Aleister Crowley, de los rituales satanistas inventados por Anton Szandor LaVey y de las entidades cósmicas que protagonizan los cuentos de H. P. Lovecraft[3].

            Así, el cuadro Aleister Crowley (The Beast 666)[4] (1975) nos hipnotiza con seres de rostros deformados e inquietos. A éste le siguen dos de mis favoritos de Giger: Baphomet (1974), donde una mujer yace lívida sobre la deidad cornuda asociada con el satanismo, y Chidher Grün (1975), un claro travestimiento de la histórica representación sobre la crucifixión cristiana[5]. Saltan a la vista dos pinturas en esta sala, pues terminan por dar continuidad al cuadro que cerró el espacio anterior: Nationalpark (1975) y Stillbirth Machine (1976) recuperan el motivo de los bebés inertes, ahora expresados en un contexto diabólico, asfixiados por fantasmas mecánicos.

Casi como en una intrínseca relación temática, contigua a esta sala se encuentra “Rock y Heavy Metal”[6], otra de las que me atrajo irremediablemente a Solo con la noche. Desde su nombre, este espacio nos invita a ejercitar nuestro conocimiento musical, para recordar las portadas que fueron ilustradas con los cuadros aquí expuestos[7]. Llama mi atención el codiciado Satan I (1977), cuya provocadora resortera en forma de crucifijo fue inmortalizada en el álbum To Mega Therion (1985), clásico black metal de Celtic Frost[8]. Así mismo, la portada de Attakh (1978), álbum de la banda Magma, destaca por repetir el motivo de las figuras infantiles, pero retratadas esta vez como infranqueables guardianes.

A la salida, continúa el túnel de “Paisajes”. Su nombre, desafortunadamente, nos obliga a enjuiciar la singular colisión entre la naturaleza y las obsesiones mecánicas de Giger con los lineamientos de un género pictórico[9]. Aquí destaca el cuadro Lord of the Rings II (1975), el cual sugiere desde el título una interpretación personal del artista sobre un escenario de J. R. R. Tolkien[10]. A su lado, descansa Hommage a Böcklin (1977), un homenaje al cuadro simbolista La isla de los muertos (1883) que Giger no sólo replica con milimétrica exactitud, sino que traslada a su estética llena de tuberías viejas[11]. Resulta curiosa la convivencia de ambos cuadros sobre el mismo muro: parecen evidenciar la necesidad de un anclaje con referentes canónicos de la pintura y la literatura, para recordarnos que estamos en una exposición de arte y no en una exhibición de experimentos posmodernos[12].

Recorrido el pasillo, me encuentro finalmente en el momento cumbre de Solo con la noche, aquel que los fanáticos esperamos con fervor. La “Sala Alien”[13], cuya temática merece la mayor cantidad de espacio en la exposición, es un vaivén constante entre el futuro y el pasado del emblemático xenomorfo, criatura antagonista de siete películas de la saga.

Al centro del cuarto, se exhibe el casco utilizado en el traje del monstruo durante la primera entrega (Alien, Ridley Scott, 1979). Su carcaza amarillenta y sus cables zafados contrastan con la obra dispuesta a su lado: una reluciente escultura a cuerpo completo de un diseño rechazado para la segunda secuela (Alien 3, David Fincher, 1992). Acaso la colocación horizontal de las obras invita a  un salto de casi 20 años en el tiempo[14].

Estas piezas dialogan con los dibujos y garabatos que se exhiben a su alrededor. Por ejemplo, frente a la escultura se encuentran una serie de bocetos compilados bajo el nombre de Zeichnungen für Alien 3 (1990), donde frases manuscritas como “more erotic” (más erótico) o “hands with knives” (manos con cuchillos) dejan ver los lineamientos que seguiría Giger para darle al modelo su forma última[15]. A su lado, el dibujo Alien III, Frontastic ht III (1978) muestra un prototipo del xenomorfo con figuras cornudas en su espalda, el cual demuestra que éste pudo ser mucho más agresivo.

La historia del xenomorfo se complementa con una sala multimedia donde el documental Memory: The Origins of Alien (2019) invita a los espectadores a realizar una pausa en el recorrido y apreciar, con mayor detalle, el diseño de la criatura[16]. Así mismo, una serie de pinturas en la sala permiten viajar al pasado —o al futuro— de la tenebrosa franquicia: Mann mit Helm und Facehugger (1978) es una premonición casi surrealista de la escandalosa escena donde el personaje interpretado por John Hurt es atacado por una criatura de patas alargadas. De igual forma, el cuadro Necronom IV (1976), que presume una criatura similar al xenomorfo, vigila la sala con la altivez de un pionero: gracias a esta imagen, el director Ridley Scott se convenció de contratar a Giger para los diseños de Alien (1979)[17].

Después de este clímax, Solo con la noche nos encamina a la salida con otro largo pasillo. En éste, una serie de fotografías retratan los puntos álgidos en la vida de Giger, donde su obra escapó del lienzo y se mezcló con aquello que osamos en llamar realidad. Los paisajes, criaturas alargadas y obsesiones mecánicas cobran vida en diferentes contextos, como en el bar diseñado por Giger en Suiza que ofreció un hogar al comedor surrealista observado al principio. También, destacan las fotos capturadas durante la filmación de Alien, el octavo pasajero (1979) donde, al lado de la actriz Sigourney Weaver, el xenomorfo culmina su viaje desde el boceto hasta la pantalla grande. La escena de John Hurt, que anteriormente fue sugerida en una pintura, reaparece aquí bajo el impacto de la cámara[18].

Estoy a punto de abandonar Solo con la noche. Me recibirá la luz del sol sobre las prosaicas escenas de la Ciudad. Encontraré, por si fuera poco, una colección de playeras, llaveros, tazas, pines, manualidades y demás mercancía pirata que cercena el tétrico aura de las obras de Giger, si es que la gran pantalla ha dejado un poco de ella[19].

Sin embargo, detiene mi vista una conmovedora foto que, cual acorde final de una sinfonía, imprime su emotividad al borde del camino: Giger, sonriente, abraza con cariño al xenomorfo, criatura que acompañaría el estudio de su vida hasta su trágico fin en 2014.

***

Con sus dos horas de permanencia sugerida, Solo con la noche es un recorrido más que exhaustivo por la obra del autor. Si bien no alcanzamos a conocer la cronología de su vida —pues sólo las salas “Tinta” y “Óleos” narran momentos únicos en su formación como artista[20]—, sí navegamos por las obsesiones de su producción artística a través de salas que, desde sus títulos, constituyen sumarios de las temáticas abordadas a lo largo de su carrera[21].

            Lo interesante de la exposición es el diálogo que realiza consigo misma. El espectador atento no sólo podrá comparar el pasado y el futuro de Alien a través de la curaduría de su espacio, sino que rastreará la historia de su personaje favorito desde las primeras salas. Así mismo, también se sorprenderá ante figuras y temas que se repiten bajo diferentes contextos, como los bebés que nos aterran desde el inicio[22]. La consecución de estas pistas nos invita a visitar Solo con la noche más de una vez.

            Pero más llamativo es el diálogo entre la exposición y el arte que está fuera de ella. Las salas no escatiman en referencias a escritores, pintores, cineastas, filmes y grupos de rock. Éstas dan a la obra de Giger su justo lugar en el entramado cultural posmoderno, tan marcado por la alusión, la cita, el pastiche y el intercambio de referencias entre arte culto y arte masivo. Los visitantes pasarán un buen momento en el juego de localizar referencias.

            En una ciudad donde las subculturas con temática gótica han resistido por más de treinta años, escondidas entre las sombras de lugares como el Centro de Salud o el Real Under, y donde imperan los fanáticos de la ciencia ficción que cada sábado se reúnen en el tianguis de metro Hidalgo para intercambiar figuras coleccionables, una exposición de Giger es casi como el advenimiento de un dios oculto[23].

***

Sólo con la noche estará disponible del 4 de diciembre de 2019 al 31 de marzo de 2020, en Paseo de la Reforma 109, del. Cuauhtémoc, Ciudad de México. El costo de los boletos es de $200 por persona. Más información en www.hrgiger.mx.


 



[1] Sugiere una analepsis a los inicios del artista.

[2] Sugiere una relación hipertextual entre la obra de dos artistas.

[3] Relación paratextual entre las obras y los escritores.

[4] Otro ejemplo de relación paratextual.

[5] Referencia al travestimiento.

[6] El nombre establece una relación paratextual entre la obra del artista y un género musical.

[7] Relación de cita entre las pinturas y las portadas.

[8] Ejemplo de la anterior relación de cita.

[9] Sugiere una relación architextual entre las obras y el género pictórico de paisajes.

[10] Relación paratextual entre el nombre del cuadro y la novela Lord of the Rings.

[11] Relación paratextual y transposición.

[12] Referencia a Harold Bloom: el canon artístico mide la calidad y pertinencia de otras obras.

[13] Relación paratextual entre el nombre de la sala y el título de la franquicia.

[14] Metáfora para aludir a la elipsis.

[15] Sugiere una analepsis de la escultura terminada hacia sus primeros bocetos.

[16] Metáfora para aludir a la figura de pausa descriptiva dentro de la narrativa de la exposición.

[17] Alusión: presencia del cuadro en una serie de películas.

[18] Alusión: presencia del cuadro en la película y la correspondiente fotografía.

[19] Referencia al problema de la reproductibilidad técnica planteado por Walter Benjamin.

[20] Referencia a los únicos relatos singulativos en la narrativa de la exposición.

[21] Referencia a la figura del sumario.

[22] Metáfora para aludir al relato singulativo ‘n’: contar n veces (los cuadros) lo que ha ocurrido n veces (el motivo del bebé).

[23] Ensayo sobre el tema de recepción aplicado a la exposición en la Ciudad de México.

 

Galería:


 

Chidher Grün, 1975.

 

 

 

 

 

 

 


 

Necronom (Alien III), 2005

 

 

 

 

 

 

 


Satan I, 1977; en la esquina: To Mega Therion (Celtic Frost, 1985)

 

 

 

 

 

 

 


 

Giger y el xenomorfo

 

 

 

 

 

 

 


 

Landschaft VIII, 1975

 

 

 

 

 


 

 

 Hommage a Böcklin, 1977                          

 

 

 

 

 




Lord of the Rings II, 1975

 

 

 

 


 

 

 

 

Mann mit Helm und Facehugger, 1978

 

 

 




Necronom IV, 1976

Comentarios

Entradas populares de este blog

La otra dimensión de "Stranger Things"

Bienvenidos

Palimpsestos en textos e imágenes. Elementos de transtextualidad en las obras de Anthony Browne