Una historia fallida

 Por Brenda Salazar Capilla


- ¿En verdad no escuchas esa voz? – Dijo intranquila – Ahí está de nuevo ¿No la oyes?

- Yo no escucho nada – Contestó preocupada su amiga

- Y de nuevo, ¿cómo no puedes escucharla?

- Amiga, creo que ya has pasado por demasiado estrés ¿No crees que es momento de descansar? El cansancio puede hacer cosas raras con la mente – Contestó con un tono francamente preocupado, su amiga llevaba días sin dormir bien a causa del trabajo, no salía de casa y apenas comía. Ella temía que de a poco su amiga perdiera la cordura

- ¡No me estoy volviendo loca!

- Tranquila nadie dijo que lo estés, solo estoy preocupada por ti, últimamente no paras de trabajar ni para ir al baño

- Es lo que él dice ¡Lo mismo que él dice!

- ¿Quién dice?

- Es que… ¿Cómo no puedes escuchar esa voz? Es tan clara

- Amiga…

- ¿Qué? – Contestó alterada - ¡Yo no estoy alterada!

- Calma. Creo que ya es momento de que descanses ¿Por qué no vienes a mi casa un rato? Podemos pedir comida, abrir unas botellas de vino y puedes pasar ahí la noche como cuando hacíamos pijamadas, ¿te acuerdas?

- Claro que me acuerdo – La realidad era que, aunque sí lo recordaba, llevaba mucho tiempo sin pensar en nada más que su trabajo - No puedes decirme que no escuchaste eso, lo hace a propósito. 

- ¿Qué hace a propósito?

- ¡Dice lo que pienso!

- ¿Quién?

- ¡Esa voz! Tú la escuchaste cuando dijo que no pienso en nada más que el trabajo.

- Ahí está

- ¿Está qué?

- Estás tan cansada, es tu voz interna diciéndote que pares, que vengas conmigo a pasar un rato y te olvides de lo demás

- ¡No es ninguna voz interna!

- ¿Segura?

- Yo sé cómo se escucha mi propia voz interna ¿No?

- No sé ¿Hace cuánto no la escuchas?

- Pues…

- Hace mucho

- Sí

- Porque ya no tienes tiempo de nada

- Amiga…

- ¿Sí?

- El trabajo me está matando, no me deja descansar ni tomar días libres. Mis jefes no paran de mandar proyectos y yo… yo ya no sé cuánto tiempo más pueda con esto

- ¿Y por qué no renuncias? – Su amiga ya lo había pensado muchas veces, sin embargo el funeral inesperado de su padre la había dejado casi en banca rota

- No puede ser, ahí está de nuevo. No para ¿Por qué dice todo eso? – Su falta de ahorros, combinado con el sentimiento de culpa que no le permitió dejar a su mamá hacerse cargo de los gastos la habían llevado a una situación económica poco favorable. – Ahora no se calla ¡Deja de fastidiar! Ella lo sabe y también yo – Incluso había pensado en dejar el departamento rentado para volver con su mamá, no podía permitirse renunciar – ¡Basta!

- Pero ¿Con quién hablas?  

- ¡Con esa voz!

- Es tu voz interna, debes escucharla – Ella siempre había sido muy espiritual, creía profundamente en que la voz interna de su amiga intentaba ayudarla, pero ignoraba su verdadera procedencia

- ¿De qué estás hablando? ¿Ves? ¡No es una voz interna! Es malvado y quiere volverme loca

- Lo que pasa es que estás demasiado desconectada de ti misma, tu voz interna quiere ayudarte, intenta decirte algo ¿Qué es?

- ¡Te juro que no es ninguna voz interna! Lo acaba de decir

- Ya la estas escuchando ¿Qué te dijo? – Señaló ilusa

- Que ignoras de dónde viene ¡Espera! ¿Dijo Ilusa? ¿Por qué ilusa? – Aquella voz tenía más poder del que ambas podían imaginar

- ¿Ilusa? ¿Pero de qué hablas?

- ¿Cuál poder? – Ellas ignoran que aquella voz tiene el poder casi completo sobre sus vidas - ¿¡Qué!? – Gritó entre asustada y desesperada, no sabía lo que pasaba o desde cuándo escuchaba esa voz y ahora le tenía miedo ¿Podía leer sus pensamientos? Sí ¿Podía dañarla? También ¿Qué tal que le hacía algo a su amiga? Todo eso pensaba – Amiga, sabe lo que pienso

- Querida, calma. No hay ninguna voz, todo está dentro de tu cabeza, no es real – Ella era incapaz de escuchar aquella voz por eso no comprendía nada e intentaba inútilmente de consolar a su amiga mientras se convencía cada vez más de que la inesperada muerte de su padre, su situación económica y las interminables jornadas de trabajo terminaron por dañar su salud. Tal vez la invitaría a la playa – Todo esto no es más que el resultado de un largo cansancio que se ha acumulado desde que

- Desde que mi papá murió – La interrumpió – ¿Eso ibas a decir?

- Pues sí. Amiga a penas y tuviste tiempo de llorar por él

- ¿Y ahora qué? ¿Me vas a invitar a la playa?

- ¿Eso te gustaría? Llevo un rato pensándolo, para que por fin descanses

- ¿Y tú lo estás pensando o es lo que él dice? Sabe lo que ambas pensamos, sabía lo de la playa y sabe que crees que estoy enferma o loca – Y no solo eso, también podía controlar sus acciones, bastaban unas pocas palabras de la voz para que ambas hicieran cualquier cosa, si así lo deseaba o si alguna de las dos amigas se pasaba de impertinente - ¿Impertinente? ¿Qué es ser impertinente? ¿De qué hablas?

- Oye primero que nada, no creo que estés loca pero sí podrías tener un problema grave de salud si no descansas ¡Estas escuchando voces! Amiga me preocupas, estás toda alterada gritándole a la nada – Pero tras una breve pausa, ella comenzó a molestarse ante la terquedad de su amiga

- Amiga, oye

- No ¿Sabes qué? Ya no quiero escuchar nada, estoy esforzándome por ti, para que estés mejor. Hemos sido amigas durante mucho tiempo y no creo que esa actitud que tomas sea adecuada conmigo

- ¿Ves? Ahora estás molesta, porque él dijo que te ibas a molestar

- ¡Claro que estoy molesta! ¿No lo entiendes? Yo solo quiero verte bien pero no entiendes de razones, insistes en las voces y yo ya me harté de todo esto

- Amiga nos conocemos desde hace años, hemos pasado por muchas cosas ¡Me escuchaste días quejarme por la muerte de papá y eso jamás te importó! Siempre has sido la persona más paciente del mundo y ahora ¿Te enojas por esto? ¿No te parece extraño? – Dijo ella en un desesperado intento por hacer que su amiga comprendiera, pero eso es completamente imposible, su amiga jamás podrá escuchar esa voz, pero está bien, podemos darle cierto gusto - ¿A qué te refieres con eso?

- No me suena extraño, quizá la paciencia tenga límites – Respondió aun molesta, pero en ese momento recordó los días en los que efectivamente escuchó sin cansancio a su amiga quejarse del servicio funerario, de sus precios e incluso la escuchó llamar a su padre inconsciente por haber muerto de esa manera. En el fondo ella sabía que no era más que el escudo de su amiga para no llorar, nunca entendió porque no quería hacerlo, pero lo respetaba. Así es como la calma y la paciencia regresaron a ella. – Amiga perdóname, tu necesitas alguien que te escuche y yo… no se porque reaccioné así, perdón

- Debes de creerme cuando te digo que es la voz, quiso que te molestaras para demostrarme que tiene control sobre nosotras y ahora hizo que te calmaras ¿Ves cómo si es raro?

- Sí, es raro

- ¿Lo entiendes?

- Sí

- Pero ¿Aun no escuchas la voz?

- No lo sé ¿Qué dice ahora?

- No dice nada – Pero sus esfuerzos eran inútiles - ¡Ahí esta! – Por más que quisiera su amiga no podía escuchar nada

- Creo que la escuché – Mintió para consolar a su amiga

- ¿Segura?

- Creo

- No necesito que finjas

- Lo siento, no se que debo hacer

- ¿Qué tal que no hacemos nada?

- ¿Cómo?

- Sí, si no hablamos y ya no hacemos nada ¿Crees que tenga control sobre eso?

- No lo sé

- Podemos intentar

- Tampoco pienses, dices que sabe lo que pensamos

- Tienes razón, debes resistir por más ganas que sientas de hablar o pensar o hacer cualquier cosa

-Sí

Y con esa respuesta monosilábica que se quedó en el aire, las amigas se dejaron inundar por un silencio permanente e impenetrable… cada una continuaba en su esfuerzo por no pensar y no hablar pero ¿Eso a dónde las llevaría? ¿Permanecerían así por siempre? Solo una podía escuchar a la voz y solo una era consciente de su poder, pero la otra le era tan fiel que estaba dispuesta a permanecer así el tiempo que fuera necesario… Y así seguían, cada momento que pasaba era más silencioso que el anterior y ninguna estaba segura de a dónde las llevaría ello y Ya para, por favor. Tú tampoco sabes qué hacer ahora, ya no hay acción, ya no avanza la historia, ya no pasa nada ¿Y tú quién eres? La autora ¿No es obvio? Bueno y ¿Ahora qué hacemos? ¿Hacemos? ¿No crees que ya hiciste suficiente arruinando la historia? ¿Yo la arruiné? Te saliste de control, mis personajes también se salieron de control… no es más que otra historia fallida ¿Y eso por qué es mi culpa? Se te subió el poder a la cabeza, espantaste a las personajes y ahora no quieren hacer nada. No estabas seguro de lo que iba a pasar, ahora te lo cuento ¿Y bien? Sin acciones ni diálogos ya no tengo historia, ellas ya no van a hacer nada ¿Qué remedio me queda? Voy a borrar la historia para que desaparezcan ¿Eso querías? Pues bueno, este es el final. Espero que al próximo intento ahora sí salga bien.   

 

 Una voz interior ordena nuestros pensamientos • Tendencias21

 

 

 

 

 

 

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